José María García Conesa –Chema Conesa-, doble testigo de la Transición, viviéndola en sus propias carnes o a través de objetivo de su cámara, fundamentalmente a partir de su vinculación, a partir de 1977, con la revista ilustrada El País Semanal, y con un formato muy personal, el retrato.
Conesa reúne varias cualidades en cada fotografía. En los retratos, al margen de capturar el alma de los personajes –aunque parezca algo retorico y academicistas, es donde demuestra su oficio-, y salvando aquellos que retrata los rostros, es capaz de colocar a cada individuo dentro de una escena. De hecho, aunque los hilos sean invisibles, cada actor es una marioneta en sus manos. Con un profundo respeto del fotógrafo: -“creo”-. Conesa escribe el guion y la escenografía, siendo a la vez guionista, director de arte y diseñador del storyboard. En ocasiones las composiciones son muy simples, en otras extremadamente recargadas por los paisajes, por los escenarios o por el mensaje. La iconografía es tan directa, tan profunda por la mirada, que los primeros plano son contundentes.
Numerosos hombres y mujeres que aportado algo en el arte, el deporte, la ciencia, la política, etc., han sido objeto de estudio y trabajo. Por ejemplo, que diferentes, aunque a la vez, tan similares son los marcos preparados para los políticos, que los entornos tienen la capacidad de limitar el poder de la política.
Si pudiéramos resumir con palabras, sustantivos o adjetivos, la obra de Conesa serían las siguientes: profundos ojos, gafas sucias, miradas directas, miradas escondidas, contextualización, pose adecuada, majestuosidad, incógnita, entrañable, burla, reencarnación, sentimiento, sin razón, dominio, intromisión, dulzura, intransigencia, humanidad, etc. Los entornos, los paisajes, se convierten en un personaje más y el actor en una parte del mismo. Sin estos paisajes, las celebridades correrían el peligro de caer en el vacío.
El prestigio y el descaro de Chema le han permitido contactar y retratar a todo tipo de perfiles. Personalmente, por un lado me atraería la idea de ser un personaje más de su larga, por otro me inquieta lo que pueda sacar de mí. En cualquier caso, seguro que colgaría el retrato en un lugar destacado de mi casa.
La exposición ha encontrado un lugar magnifico para colgar las fotos de Chema Conesa. La mayoría son objetos de gran formato, tanto que es necesaria la perspectiva, pero también la proximidad. Otro de los elementos destacables es el color, más bien su intensidad, cualidad que magnifica gracias a los fondos blancos de las paredes y de los suelos marmóreos. La calidad de las reproducciones es magnífica. Sólo un apunte negativo, el cristal que protege cada una de las fotografía da demasiados reflejos, actuando en muchas ocasiones como un espejo. Es muy probable que el defecto sea una consecuencia de la propia iluminación. Volviendo a otros puntos favorables, tendré que insistir en la sala, pues estas se organizan en una basílica de tres naves, una central y dos laterales, más un triforio. Esta elevación nos permite añadir una visión alternativa a la muestra, facilitada, como he señalado anteriormente, por los grandes formatos.
Título de la exposición: Chema Conesa. Retratos de papel
Certamen: PhotoEspaña 2014
Sede: Comunidad de Madrid – Sala Alcalá 31. Calle Alcalá, 31. Madrid
Fechas: del 30 abril al 27 julio de 2014
Comisarios: Alberto Anaut y Ramón Masats
Más información: http://www.phe.es/es/phe/exposiciones/1/seccion_oficial/212/chema_conesa_retratos_de_papel
Catálogo o libro de referencia: Chiappe, D. (2014) Chema Conesa. Obras maestras. Madrid: La Fábrica.
Magnifico catálogo, participado por el propio Conesa, quien ha intervenido, junto a Pablo Rubio, en la edición gráfica. En primer lugar contamos con un par de textos introductorios y contextualizadores escritos por Alberto Anaut, “El hombre del millón de fotos” (pp. 8-13), y Rosa Montero, “Una gota en la eternidad” (pp. 14-19); una “Cronología” preparada por Carmen Cabrejas (pp. 112-133); la transcripción de una conversación entre Ramón Masats (fotógrafo) y Conesa, “La fotografía es una forma de mirar” (pp. 240-245); y una recopilación de sus “Publicaciones en revistas” (pp. 248-253). El álbum fotográfico, preparados por Conesa se articulan en dos bloques, “Retratos” (pp. 112-133) y “Series” (pp. 137-239).