Curioso personaje de la fotografía, Alvin Langdon Coburn, un profundo intelectual, que puede ser catalogado como un visionario de la fotografía, sobre todo para el retrato y para la fotografía de arquitecturas. Como “artista” transitaría por el pictorialismo, por la documentación urbana de Nueva York, el cubismo, la abstracción, etc. Un estilo muy personal que mezclaba la realidad y la ficción, extremadamente evolutivo y enormemente confuso como consecuencia de una personalidad complicada, resultante de las circunstancia personales e históricas que le toco vivir. Todo intelectual es el producto de su entorno y Coburn es una excelente demostración. Por otro lado, su legado sería abrumador, a pesar de que destruiría buena parte de su obra, conservándose aún miles de negativos, carta y otro tipo de documentos.
Desde la perspectiva fotográfica creo que debemos fijarnos en algunas de las temáticas o géneros por él desarrollados. Creo que fue un magnifico retratista, en donde se observa cierto grado de locura –genial- y de extravagancia, pues antes de retratar al individuo realizaba una documentación exhaustiva del personaje, ya que ambicionaba que la fotografía fueses el fiel reflejo de la personalidad. La consecuencia es evidente, pues nos ha dejado una magnifica galería de personajes: H.G. Wells, Mark Twain, Auguste Rodin, George Bernard Shaw, Henri Matisse, Max Weber, Igor Stravinsky, etc.
Quizá una la opción mas habitual del fotógrafo sería la especialización, aprovechar sus habilidades para centrarse en determinados aspectos. Sin embargo, la versatilidad o mutabilidad de Coburn queda demostrada con sus trabajos relacionados con el paisajismo y la arquitectura. Al margen de las imágenes tomadas en el Reino Unido, merece una mención especial las fotografías de Nueva York (1903-1912), en donde consigue la estética de una moderna metrópolis, con los puentes o los rascacielos que comienzan a delinear el horizonte de esta ciudad.
Ahora, la Fundación Mapfre nos regala esta magna exposición, muy completa, comisariada por la especialista Pamela Glasson Roberts, para Corburn encuentre su hueco en la historia de la fotografía de cara al gran público.
Título de la muestra: Alvin Langdon Coburn
Sede: Fundación Mapfre, Sala Bárbara de Braganza
Fechas: 13 de diciembre de 2014 al 8 de febrero de 2015
Este catálogo debe ser entendido y clasificado como una obra de referencia para conocer, entender e investigar la obra de Coburn. Igualmente, tanto por el texto, como por la edición de los materiales catalogados, debemos incluir este título dentro de la bibliografía de referencia para la historia de la fotografía. Estructuralmente, el contenido se organiza a lo largo de tres bloques. El primero de ellos «Alvin Langond Coburn: modernista y místico» (pp. 11- 69), escrito por la comisaría de la muestra, es la perfecta introducción para el «Catálogo» (pp. 72-271), editado de manera correcta. Y el último bloque lo constituyen una serie de epígrafes de orientación documental, como el presentado por Anne Cartier-Bresson («Atlas técnico de las obras…»).
La arquitectura construye símbolos, crea egos y transmite legados culturales universales. Buena parte de la herencia cultura de un país puede resumirse, precisamente, con la arquitectura. Roma es universal, lo es por su enorme legado cultural, identificable gracias a unas ciudades que sobresalían por los conjuntos arquitectónicos públicos o privados. La arquitectura, más bien sus impulsores y/o constructores, puede ser anónima o estar asociada a extraordinarias figuras históricas e influyentes. Aquí, durante siglos el arquitecto-constructor en escasas ocasiones aparece identificado. Esta inercia cambia claramente a partir del renacimiento, aunque será durante el siglo XX cuando quede perfectamente asociado el binomio arquitecto-edificio. Asimismo, las escuelas de arquitectura no solo estudian los estilos e historia de la arquitectura, también analizan a sus figuras más destacadas. Curiosamente, es indiscutible el valor la literatura científica publicada en monografías y en revistas especializadas en arquitectura y urbanismo. Ahora, entre otras cuestiones gracias al avance de las técnicas de impresión y diseño, la fotografía documental sería imprescindible.
Portillo, Colegio Retamar, Madrid, 1967. César Ortiz Echagüe Archivo General de la Universidad de Navarra / Fondo César Ortiz EchagüeLuis Lladó, Cine Barceló, Madrid, 1930. Luis Gutiérrez Soto. Archivo del Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CSIC)
A lo largo de las salas de esta exposición han sido incorporadas, textualmente, una serie de reflexiones sobre el valor de la fotografía de la arquitectura. Incorporo una de ellas: “Las fotografías son un instrumento educativo… y pronto muchos artistas y arquitectos se inspirarán antes en su colección de fotografías que en los libros” (American Architect and Buildin News, 11, 1982). Precisamente, la Fundación ICO ha impulsado una muestra basada en la fotografía dirigida a la arquitectura, destacando, tanto la figura del arquitecto como el nombre del fotógrafo. No es tarea fácil documentar un conjunto constructivo, un edificio en soledad o un interior. Las imágenes referenciadas parecen buscar el academicismo, al pretender mostrar su perfil trasladable a las páginas de un manual o de una revista de arquitectura. En ocasiones este academicismo consigue un efecto contradictorio, frialdad, parece que ha sido construido para posar y no para ser vivido. En otras ocasiones, gracias a la acción personal del fotógrafo, que decide incorporar la figura humana, el edificio trasmite su verdadera utilidad. Insisto, esta labor no es sencilla, pues captar la esencia del arquitecto y su obra resulta especialmente complejo, por este motivo, existe una nómina de fotógrafos especializados en esta temática, profesionales a los que se suele recurrir para documentarlos.
Los acostumbrado a trabajar en este campo y los esporádicos nos han dejado una colección de reportajes extraordinarios. Fotografía y arquitectura moderna en España propone un recorrido fijado entre los años 1925 y 1965. La labor de Iñaki Bergera, comisario, tanto en la recuperación de los documentos, como en la propuesta narrativa es magnífica, creo que puedo afirmar que se trata de una exposición que será tenida en cuenta como un referente dentro de este campo. La lista de fotógrafos reunidos, algunos reconocibles para la historia de la fotografía española, es larga y ambiciosa, Adolf Mas (Arxiu Mas), Alberto Schommer Koch (A.S. Koch), Alberto Schommer, Alejandro de la Sota, Alvaro Esquerdo, Antonio Pasaporte (Loty), Arnold Newman, Calvo, Cristóbal Portillo Robles (Estudio Fotográfico Portillo), Fernando García Mercadal, Fernando Higueras, Francesc Català-Roca, Francisco Ruiz Tilve, Francisco Rojas Fariña (Fachico), Jaume Ribera Llopis, Jaycan, Jesús García Ferriz (Ferriz Fotógrafo Industrial), Joaquín del Palacio (Kindel), José Antonio Coderch, José Borobio, José Galle, José Luis Rodriguez (Focco), José Manuel Aizpúrua, José María Folcrá, José de Yarza García, Josep Brangulí, Josep Sala, Juan Miguel Pando (Pando), Julio Ubiña, L. Jiménez, Leopoldo Plasencia (Plasencia), Lola Botía, Loren, Luis Lladó, M. García Moya, Manuel Sanchís (Finezas), Margaret Michaelis, Marín Chivite, Navarte, Nicolas Muller, Numay, Oriol Maspons, Pere Sender, Ramón Vázquez Molezún, Susana y Uría Foto. Por tanto, la exposición sirve, no solo para conocer la historia de la arquitectura, también para observar y comprender el crecimiento y evolución de algunas ciudades, como Madrid y Barcelona, con la modernización de barrios obreros, el levantamiento de nuevos asentamiento durante el Franquismo. Un valor añadido de la muestra sería la recuperación iconográfica de ciertos edificios singulares, por desgracia, hoy desaparecidos o transformados.
Desde el punto de vista expositivo, la argumentación narrativa es lineal, pues sigue una propuesta cronológica. Los espacios son rectilíneos, con expositores en forma de cubo, en ellos se incluyen la perspectiva editorial de la fotografía de arquitectura, con numerosos ejemplos de revistas y libros especializados. Las paredes son blancas, los marcos y paspartú del mismo tono, enmarcan una fotografía de pequeño formato y, mayoritariamente, en blanco y negro, todas colgadas a nivel y alineadas. El efecto conseguido para el visitante es la de recorrer espacios regulares, académico, quizá demasiado aséptico, en donde destacan los tonos negros y grises de los edificios o conjuntos edificados.
Creo que la exposición va dirigida a un público especializado, ya que el protagonista es la arquitectura y su fotógrafo. Este tipo de contenidos podrían abrirse a otros visitantes cuando los edificios documentados fuesen reconocibles para ellos, no tanto por la arquitectura en si misma, sino por el espacio que ocupa en una memoria vivida y recordada.
Título de la exposición: Fotografía y arquitectura moderna en España. 1925-1965
Certamen: PhotoEspaña 2014
Sede: Museo Fundación ICO. Calle Zorrilla, 3. Madrid.
Catálogo de la exposición: Bergera, I. (ed.) (2014) Fotografía y arquitectura moderna en España. Photography & modern architecture in Spain. 1925-1965. Madrid: Museo ICO; La Fábrica.
En una cuidada edición bilingüe, nos encontramos con un verdadero catálogo de exposición. Libro que incluye una serie de textos introductorios y contextualizadores, junto al catálogo de los objetos expuestos. Tres son los capítulos aportados: I. Bergera, “Fotos de casas, cosas de fotos” (p. 8-29); V. Pérez Escolano, “La fotografía desde la historiografía de la arquitectura moderna en España” (p. 30-47); y A. Martín, “El ojo del arquitecto” (p. 48-61). La edición queda completada con una serie de recursos, como dos propuestas bibliográficas especializadas y una selección de biografías de fotógrafos. Por su contenido, creo, que puede convertirse en una publicación de referencia, tanto para los estudiosos de la arquitectura moderna, como para la identificación de los fotógrafos y sus trabajos.
Madrid: Fundación ICO; La Fábrica, 2013. 35 págs..
ISBN: 978-84-156191-27-3
El catalogo de fotografía Razón y Ciudad reúne y revisa las obras más importantes realizadas por el fotógrafo Manolo Laguillo hasta hoy, momento en el que sigue trabajando. Elaborado bajo la dirección del artista y con los comentarios de historiadores, teóricos de la fotografía, arquitectos y escritores (Alberto Martín y Laura González Flores; Valentín Román e Iván de la Nuez; Juan Herreros y Javier Pérez Andújar) se trata de un espacio para la reflexión y el análisis de uno de los mejores fotógrafos de la ciudad y la arquitectura que ha dado este país.
La elección de las personas que acompañan al observador en este aspecto no tiene nada de sorprendente, Manolo Laguillo es un artista que reflexiona constantemente sobre la historia y la metodología de su disciplina, muy ligado al mundo de la arquitectura, un apasionado de la música y un lector con mayúsculas.
Ferran Freixa. Fotografia 1973-2013. Barcelona. Centre d’Art Tecla Sala, 189, págs. ISBN: 978-84-938376-3-1.
El álbum-catálogo cuenta con una estructura básica. Además de las fotografías, la obra incluye dos capítulos, quizá prólogos. El primero, escrito por Josep Rigol, “El triomf de la mirada personal” (p. 9), tiene un marcado carácter laudatorio. El segundo, aunque breve, de Cristina Zelich “De l’estat de les coses al sentit del lloc“ (pp. 11-15), rememora el perfil profesional de Freixa y detalla el contexto de la obra.
Completa la parte textual del catálogo una biografía, con formato abreviado, y un listado de exposiciones y publicaciones en la que ha participado, junto a los premios recibidos (pp. 180-183).
En cuanto al objeto, el libro, cuenta con una edición cuidada. La calidad en la reproducción de las ilustraciones, nos permite, a todos aquellos que no hemos tenido el privilegio de acudir a la exposición, contemplar correctamente cada una de las fotografías.
Precisamente, si observamos la muestra a través del álbum-catálogo, estamos contemplando una exposición retrospectiva de la obra de Ferran Freixa, que, según la prologuista, se definiría como “documentalismo formalista y subjetivo». Asimismo, por la temática, estamos ante un fotógrafo de arquitecturas globales, que capta, tanto los espacios exteriores, como los ambientes interiores. Con un ese estilo marcadamente formalista, nos presenta cada lugar, aunque no lo tenga, como una realidad simétrica, en donde cada objeto está en su sitio, colocado, sin salirse la zona marcada. Nada sobresale, nada estorba. Incluso, aunque de manera testimonial, la figura o figuras humanas, cuando aparecen, sirven para engrandecer los espacios.
Cada fotografía, en blanco y negro, encuentra los contrastes de la luz para agrandar el objeto o la arquitectura percibida. A veces, parece que tenemos en nuestras manos postales. El extraordinario ambiente pictórico con el que envuelve al edificio, sitúa en la misma jerarquía a los edificios abandonados y los monumentos arqueológicos. Incluso, cuando surge la tragedia, como el incendio del teatro Liceo, por cierto las únicas fotos en color, Freixa busca y encuentra la estética de la desdicha.
Entre los eventos organizados para PHE’13, dentro de la sección oficial (http://www.phe.es/es/phe/exposiciones/1/seccion_oficial/132/manolo_laguillo-_razon_y_ciudad), pero al margen de la temática general de este año, contamos con dos exposiciones que recogen el trabajo de Miguel Laguillo: Razón y Ciudad, en el Museo ICO (Razón y Ciudad, Galería H2O, Barcelona, 2012, http://www.h2o.es/) con más de 250 fotografías, y Calle de dirección única (1992), en la micro sala de la Casa sin fin.
Razón y ciudad es un extenso e intenso recorrido por el trabajo de este fotógrafo, desde la década de los setenta hasta 2013. El sentido de la obra es una profunda labor de documentación iconográfica de la arquitectura, principalmente en su expresión exterior, de edificios, singulares o no, de conjuntos o barrios de varias ciudades de todo el mundo, aunque principalmente de Barcelona. Buena parte de material es el resultado del encargo realizado, de manera individual o colectiva, por instituciones públicas y empresas; es decir, nos encontramos con otra categoría de fotografías, corporativa e institucional. Y, salvo los materiales finales, las instantáneas son en blanco y negro, mostrando, para nuestro país, un mundo en expansión, impulsado por las obras públicas y privadas, cuyo mejor exponente son los Juegos Olímpicos de Barcelona (1992).
La nota de prensa de la Fundación ICO, aunque falta información en las salas, indica que la exposición se organiza a lo largo de cinco núcleos o ámbitos:
«El primer núcleo de investigación reúne una serie muy amplia de trabajos sobre Barcelona en un período cronológico que abarca desde 1977 hasta 1996. Incluye recorridos por la urbe y sus periferias, y la transformación de la capital con motivo de las Olimpiadas: Diagonal, Puerto, Valle de Hebrón, Ensanche o Ronda de Dalt. Equilibrando esta sección dedicada a los grandes procesos metropolitanos, aparece un grupo de fotografías sobre las afueras de Madrid.
El segundo ámbito se bifurca en dos direcciones: una dedicada a ciudades que ocupan una posición ajena a la centralidad y otra que indaga sobre las consecuencias de la historia, de lo “histórico”, en sus respectivas fisonomías urbanas. En la primera aparecen las inundaciones de Vizcaya, la reconversión de Matosinhos o Lérida y, en la segunda, Berlín, La Alhambra o México DF. Este bloque se extiende entre 1983 y 1992.
El tercer núcleo está íntegramente dedicado a aquellas series mediante las cuales Laguillo fue configurando una especie de respuesta o de diálogo fotográfico con diversos arquitectos, entre ellos Josep Lluís Mateo, Josep Llinàs, Eduard Bru y Ábalos & Herreros. La franja temporal que ocupan estos trabajos es desde 1984 hasta 1992.
El cuarto grupo lo forma un conjunto de registros fotográficos de ciudades y territorios donde la impronta del turismo en el paisaje resulta determinante. Tenerife, La Safor o el Mediterráneo aparecen en esta sección, que se extiende desde 1984 hasta 1997.
El quinto y último núcleo, desde 2007 hasta la actualidad, compila diversas investigaciones de Laguillo que, a pesar de sus diferencias, tienen en común una exploración ardua de los formatos característicos del medio fotográfico y, también, sobre los límites representativos del documento. Incluye los panoramas sobre Barcelona, Valencia y Palma de Mallorca, así como un nuevo proyecto acerca del Ensanche»
Técnicamente, las fotografías, son impecables, donde la arquitectura destaca como objeto, casi de culto, para mi gusto, trasmiten demasiada frialdad. Y lo comento por una cuestión, si bien el hombre es el causante, el responsable principal de la transformación del territorio y de la domesticación de los lugares, como figurante ha sido expulsado del cuadro. Sólo cuando este aparece, la gente, el edificio o la calle ganan fuerza y recobra la vida. Para muestra un ejemplo, por estas fechas se conmemora el treinta aniversario de las inundaciones de Bilbao (1983) y la prensa, como efemérides, está recuperando el material iconográfico de aquel desastre, donde los verdaderos objetivos de la cámara son los ciudadanos vizcaínos. Empero, el reportaje de Laguillo muestra en exclusiva el efecto de la fuerza del agua sobre la arquitectura.
Catálogo: Manolo Laguillo. Razón y ciudad. Madrid: Fundación ICO, La Fábrica, 2013. ISBN: 978-84-15691-27-3 Repercusión prensa:
Gragera de León, F. (2013) «Los restos en blanco y negro de la euforia de los años de Mario Conde. ‘Calle de dirección única (1992)’ del fotógrafo Manolo Laguillo explora el revés del esplendor». Elpais.com, [en línea] 28 de junio. Disponible en: http://cultura.elpais.com/cultura/2013/06/28/actualidad/1372447319_891491.html