La arquitectura construye símbolos, crea egos y transmite legados culturales universales. Buena parte de la herencia cultura de un país puede resumirse, precisamente, con la arquitectura. Roma es universal, lo es por su enorme legado cultural, identificable gracias a unas ciudades que sobresalían por los conjuntos arquitectónicos públicos o privados. La arquitectura, más bien sus impulsores y/o constructores, puede ser anónima o estar asociada a extraordinarias figuras históricas e influyentes. Aquí, durante siglos el arquitecto-constructor en escasas ocasiones aparece identificado. Esta inercia cambia claramente a partir del renacimiento, aunque será durante el siglo XX cuando quede perfectamente asociado el binomio arquitecto-edificio. Asimismo, las escuelas de arquitectura no solo estudian los estilos e historia de la arquitectura, también analizan a sus figuras más destacadas. Curiosamente, es indiscutible el valor la literatura científica publicada en monografías y en revistas especializadas en arquitectura y urbanismo. Ahora, entre otras cuestiones gracias al avance de las técnicas de impresión y diseño, la fotografía documental sería imprescindible.


A lo largo de las salas de esta exposición han sido incorporadas, textualmente, una serie de reflexiones sobre el valor de la fotografía de la arquitectura. Incorporo una de ellas: “Las fotografías son un instrumento educativo… y pronto muchos artistas y arquitectos se inspirarán antes en su colección de fotografías que en los libros” (American Architect and Buildin News, 11, 1982). Precisamente, la Fundación ICO ha impulsado una muestra basada en la fotografía dirigida a la arquitectura, destacando, tanto la figura del arquitecto como el nombre del fotógrafo. No es tarea fácil documentar un conjunto constructivo, un edificio en soledad o un interior. Las imágenes referenciadas parecen buscar el academicismo, al pretender mostrar su perfil trasladable a las páginas de un manual o de una revista de arquitectura. En ocasiones este academicismo consigue un efecto contradictorio, frialdad, parece que ha sido construido para posar y no para ser vivido. En otras ocasiones, gracias a la acción personal del fotógrafo, que decide incorporar la figura humana, el edificio trasmite su verdadera utilidad. Insisto, esta labor no es sencilla, pues captar la esencia del arquitecto y su obra resulta especialmente complejo, por este motivo, existe una nómina de fotógrafos especializados en esta temática, profesionales a los que se suele recurrir para documentarlos.
Los acostumbrado a trabajar en este campo y los esporádicos nos han dejado una colección de reportajes extraordinarios. Fotografía y arquitectura moderna en España propone un recorrido fijado entre los años 1925 y 1965. La labor de Iñaki Bergera, comisario, tanto en la recuperación de los documentos, como en la propuesta narrativa es magnífica, creo que puedo afirmar que se trata de una exposición que será tenida en cuenta como un referente dentro de este campo. La lista de fotógrafos reunidos, algunos reconocibles para la historia de la fotografía española, es larga y ambiciosa, Adolf Mas (Arxiu Mas), Alberto Schommer Koch (A.S. Koch), Alberto Schommer, Alejandro de la Sota, Alvaro Esquerdo, Antonio Pasaporte (Loty), Arnold Newman, Calvo, Cristóbal Portillo Robles (Estudio Fotográfico Portillo), Fernando García Mercadal, Fernando Higueras, Francesc Català-Roca, Francisco Ruiz Tilve, Francisco Rojas Fariña (Fachico), Jaume Ribera Llopis, Jaycan, Jesús García Ferriz (Ferriz Fotógrafo Industrial), Joaquín del Palacio (Kindel), José Antonio Coderch, José Borobio, José Galle, José Luis Rodriguez (Focco), José Manuel Aizpúrua, José María Folcrá, José de Yarza García, Josep Brangulí, Josep Sala, Juan Miguel Pando (Pando), Julio Ubiña, L. Jiménez, Leopoldo Plasencia (Plasencia), Lola Botía, Loren, Luis Lladó, M. García Moya, Manuel Sanchís (Finezas), Margaret Michaelis, Marín Chivite, Navarte, Nicolas Muller, Numay, Oriol Maspons, Pere Sender, Ramón Vázquez Molezún, Susana y Uría Foto. Por tanto, la exposición sirve, no solo para conocer la historia de la arquitectura, también para observar y comprender el crecimiento y evolución de algunas ciudades, como Madrid y Barcelona, con la modernización de barrios obreros, el levantamiento de nuevos asentamiento durante el Franquismo. Un valor añadido de la muestra sería la recuperación iconográfica de ciertos edificios singulares, por desgracia, hoy desaparecidos o transformados.
Desde el punto de vista expositivo, la argumentación narrativa es lineal, pues sigue una propuesta cronológica. Los espacios son rectilíneos, con expositores en forma de cubo, en ellos se incluyen la perspectiva editorial de la fotografía de arquitectura, con numerosos ejemplos de revistas y libros especializados. Las paredes son blancas, los marcos y paspartú del mismo tono, enmarcan una fotografía de pequeño formato y, mayoritariamente, en blanco y negro, todas colgadas a nivel y alineadas. El efecto conseguido para el visitante es la de recorrer espacios regulares, académico, quizá demasiado aséptico, en donde destacan los tonos negros y grises de los edificios o conjuntos edificados.
Creo que la exposición va dirigida a un público especializado, ya que el protagonista es la arquitectura y su fotógrafo. Este tipo de contenidos podrían abrirse a otros visitantes cuando los edificios documentados fuesen reconocibles para ellos, no tanto por la arquitectura en si misma, sino por el espacio que ocupa en una memoria vivida y recordada.
Título de la exposición: Fotografía y arquitectura moderna en España. 1925-1965
Certamen: PhotoEspaña 2014
Sede: Museo Fundación ICO. Calle Zorrilla, 3. Madrid.
Fechas: 4 de junio al 7 de septiembre de 2014
Información complementaria: http://www.fundacionico.es/index.php?id=531
Catálogo de la exposición: Bergera, I. (ed.) (2014) Fotografía y arquitectura moderna en España. Photography & modern architecture in Spain. 1925-1965. Madrid: Museo ICO; La Fábrica.
En una cuidada edición bilingüe, nos encontramos con un verdadero catálogo de exposición. Libro que incluye una serie de textos introductorios y contextualizadores, junto al catálogo de los objetos expuestos. Tres son los capítulos aportados: I. Bergera, “Fotos de casas, cosas de fotos” (p. 8-29); V. Pérez Escolano, “La fotografía desde la historiografía de la arquitectura moderna en España” (p. 30-47); y A. Martín, “El ojo del arquitecto” (p. 48-61). La edición queda completada con una serie de recursos, como dos propuestas bibliográficas especializadas y una selección de biografías de fotógrafos. Por su contenido, creo, que puede convertirse en una publicación de referencia, tanto para los estudiosos de la arquitectura moderna, como para la identificación de los fotógrafos y sus trabajos.