La belleza de una exposición puede calibrarse de diferentes formas, quizá la principal es aquella que puede medirse desde los sentimientos del espectador. Pues bien, en este caso podemos calificar El rostro de las letras como una muestra con un profundo sentido de la belleza, de la belleza interior del ser humano. Lógicamente, el retrato en general, el fotográfico en particular, capta para siempre toda una serie de matices. Un buen psicólogo, un buen historiador, un buen espectador sabría escudriñar el ambiente en el que fueron tomadas las instantáneas e hipotetizar sobre los pensamientos.
Por otro lado, la colección seleccionadas también sirve como recorrido para entender parte de la historia de la fotografía, tanto desde el propio concepto del retrato, como desde la técnica fotográfica. En este caso, es muy interesante hacer un recorrido figurado a lo largo de la interrelación entre el fotógrafo y el personaje objeto del retrato. Igualmente, son magníficas las fotografías de los estudios fotográficos de la época, incluidos los ambulantes, de las salas de revelado o de los fotógrafos trabajando.
Como vemos, aún no hemos hablado de los personajes. Aun queda unas líneas para llegar a este punto. No podemos olvidar, no debemos dejar en el anonimato, la larga lista de grandes fotógrafos, un magnifico patrimonio que nuestro país no parece calibrar. Estábamos y estamos a la cabeza de la fotografía. Y aunque podamos debatir se este tipo de fotografía es documental, lo que nadie debe negar en su incontestable valor como documento.
Centrándonos ya en el tema, viajaremos por una larga y contundente galería de intelectuales, principalmente escritores de la época. Contemplaremos retratos individuales y retratos de grupo. Quiero entretenerme un poco en estos últimos, pues encontraremos las asociaciones, los ateneos, las redacciones de la prensa, las tertulias de café, las familias, etc. Cuando visitemos la exposición deberíamos fijarnos en las actitudes, en la vestimenta, en el peinado, en los espacios físicos seleccionados para crear los ambientes, todo evolucionan con el paso del tiempo. Si difícil es captar la esencia individual, más complejo es agarrar la esencia colectiva. Pondré tres ejemplos, las familias de Unamuno (de V. Gombáu), de Machado (de Alfonso) y Joan Maragall (de P. Mas). La primera habría sido un dolor de muelas para el Gombáu, todos transmiten disgusto; segunda, habría sido una labor sencilla, todo es equilibrio; y, la tercera, tras una pretendido orden de colocación, quien domina la escena es la madre, pues es el centro del universo familiar, grupo en el que también aparece perfectamente integrada la niñera.
En definitiva, cada espectador puede observar de mil manera esta exposición, sabiendo de antemano, que será un regalo para el espíritu.
Título de la muestra: El rostro de las letras. Escritores y fotógrafos en España desde el Romanticismo hasta la Generación de 1914
Sede: Sala Alcalá 31, Calle Alcalá 31
Fechas: lunes, 25 de diciembre y 1 y 6 de enero
Catálogo: López Mondéjar, Pablo (ed.), El rostro de las letras. Escritores y fotógrafos en España desde el Romanticismo hasta la Generación de 1914. Madrid: Comunidad de Madrid, ACE, Real Academia Española, 2014. 405 págs. ISBN: 978-84-451-3489-7.
Excelente libro, que presenta una cuidada edición, cuyos textos ayudan a profundizar en el contenido de la exposición. Las fotografías y el resto de los objetos expuestos se integran dentro de los capítulos, cuya aportación visual no se cierra con la expuesta en la sala, pues se integran otras muchas, principalmente de barrios y ciudades. Es un trabajo respetable y bien construido, una herramienta para el futuro.